miércoles, 1 de enero de 2020

                                  EL PLÁSTICO EN NUESTROS OCÉANOS



Debido a que el plástico es muy persistente y se dispersa fácilmente podemos encontrar plastico en todos los rincones del paneta, desde el Ártico hasta la Antártida. Una vez los objetos de plástico llegan al mar pueden ser ingeridos por la fauna marina y acumularse en su interior, pueden quedarse en suspensión o flotando en la superficie, pueden finalmente hundirse y permanecer en el fondo marino, o incluso pueden quedar atrapados en el hielo del Ártico. Ya se han encontrado plásticos hasta en las zonas más profundas, a más de 10.000 metros de profundidad.
Los plasticos que encontramos en la superficie solo son la punta de iceberg, ya que representan menos del 15% de todos los plásticos que hay en el mar. Actualmente se han identificado cinco zonas de concentración conocidas como sopas de plástico una en el Índico, dos en el Atlántico (Norte y Sur) y dos en el Pacífico (Norte y Sur). Estas zonas superficiales tienen una elevada concentración de microplásticos. En las costas y el litoral también se pueden encontrar altas concentraciones de plásticos, especialmente en regiones con altas poblaciones costeras, con sistemas de gestión de residuos inadecuados, pesquerías intensivas, o turismo elevado.
En el Mediterráneo también encontramos una gran cantidad de microplásticos, similar a las de las “sopas” de plásticos. De hecho, entre un 21% y 54% de todas las partículas de microplásticos del mundo se encuentran en la cuenca del Mediterráneo. Durante las investigaciones que Greenpeace llevó a cabo en 2015, se recogieron una media de 320 objetos de basura por cada 100 metros de playa muestreada en España, siendo el 75% de estos residuos objetos de plástico. Cada día se siguen abandonando 30 millones de latas y botellas de plástico en España, que pasan a contaminar nuestro entorno terrestre, costero y marino.
El fuerte aumento de la población mundial a contar de los inicios del siglo XXI ha derivado en un incremento de basura y desechos por cada habitante en la tierra. La salud de los océanos es esencial para la humanidad: son reguladores de clima y del calentamiento global, producen la mitad del oxígeno de la atmósfera de la tierra y absorben el 25% de las emisiones de CO2 y por lo mismo constituyen el sustento para el equilibrio del cambio climático junto a la seguridad alimentaria mundial. A su vez, la producción de plástico no ha dejado de aumentar año tras año, situándose ya cerca de los 300 millones de toneladas anuales, casi mil millones de toneladas de plástico en forma trienal. Lamentablemente, solo la mitad de ese plástico es utilizable o reciclado después de su uso, terminando más de nueve millones de toneladas en el mar cada año, cifra que equivale a un camión de basura de plástico cada minuto.



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